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Bruselas alerta de que las brechas económicas entre comunidades están aumentando

La mayor parte de las autonomías se está alejando de la media europea y ocho regiones se encuentran un 25% por debajo del PIB per cápita de la Unión

Paisaje de la dehesa extremeña, en la provincia de Cáceres, en febrero de 2023.
Paisaje de la dehesa extremeña, en la provincia de Cáceres, en febrero de 2023.Gonzalo Azumendi (Getty Images)
Antonio Maqueda

La Comisión Europea recuerda a España que las brechas económicas entre comunidades autónomas están aumentando y que la mayor parte de ellas se está alejando de la media europea. Ocho regiones españolas se encuentran un 25% por debajo del PIB per cápita medio de la UE, señala el Ejecutivo europeo en sus recomendaciones formuladas a España la semana pasada. Solo tres figuran arriba con datos corregidos por el poder de compra: la Comunidad de Madrid, que se encuentra un 17% por encima de la media europea; el País Vasco, un 9%; y Navarra un 3%. En el otro extremo, Andalucía está un 36% por debajo, Extremadura un 35% y Canarias un 32%. Por su parte, en Cataluña el PIB por habitante solo es un 1,1% inferior al promedio comunitario.

Estas diferencias son sustanciales y suceden también en áreas de Francia, Italia o Grecia. La advertencia coincide, además, con un momento en el que se está debatiendo en España un nuevo sistema de financiación autonómica y en el que se afirma que este debe tener en cuenta las singularidades de todas las comunidades.

“Aunque muchas regiones se sitúan por debajo de la media europea en PIB per cápita y productividad, algunas están más afectadas que otras”, indica el Ejecutivo comunitario. Entre 2013 y 2022, hasta diez comunidades crecieron menos que la media nacional del 1,19%, lastrando la convergencia interna, apunta el informe de los servicios técnicos de la Comisión. Y solo Galicia alcanzó la tasa de crecimiento per cápita de la media europea, del 1,44% anual. Los avances más pobres se dieron en Baleares (0,46%) y Canarias (0,29%). Dado el periodo utilizado, el impacto de la pandemia en el turismo puede haber contribuido a los resultados de estas dos comunidades.

En el informe se identifica a tres autonomías —La Rioja, Baleares y Canarias— como las que han caído en una trampa de desarrollo durante los 15 últimos años: tienen dificultades para converger y crecen menos de lo que lo hacían. “Los estándares de vida han mejorado considerablemente en Europa, pero no lo han hecho de forma igual en las décadas recientes. El descontento es más probable que crezca en lugares donde han caído en una trampa de desarrollo”, apunta la Comisión en otro estudio que establece un vínculo entre el estancamiento económico y el auge de los partidos euroescépticos.

Educación, mercado laboral e innovación

Pese al gasto en cohesión y las mejoras en derechos sociales, la Comisión recuerda a España que persisten estas brechas entre regiones. Los técnicos del Ejecutivo comunitario observan que estas divergencias van de la mano con las que se detectan en productividad. Solo Madrid, País Vasco y Cataluña aparecen en posiciones superiores a la media en el ránking europeo de competitividad. Estos desfases se explican por las diferencias en la educación superior, la formación continua, el mercado laboral y la innovación, dicen los expertos del Ejecutivo comunitario.

Por ejemplo, el gasto en I+D está concentrado en las regiones más ricas. En España se sitúa en el 1,4% del PIB frente al 2,3% registrado en la UE. En Baleares es del 0,5%; en Canarias, del 0,6%, y en Extremadura del 0,7%. En cambio, en el País Vasco suma el 2,3%.

El mercado laboral también muestra diferencias significativas entre regiones. La tasa de paro española duplica la europea: el 12,2% frente al 6,1%. Pero hay comunidades donde el desempleo es menor del 9,5% como en el País Vasco, Cantabria, La Rioja, Cataluña y Aragón. En cambio, en Andalucía se sitúa en el 18,3%, en Extremadura, en el 17,4% y en Canarias, en el 16,1%.

Además, la despoblación es un desafío en muchas regiones. Según indica la Comisión, la mitad experimenta una pérdida de habitantes, incluyendo Castilla y León, Castilla-La Mancha, Asturias, Extremadura, Galicia, La Rioja, Aragón, Cantabria y Ceuta y Melilla. “Algunas se arriesgan a caer en una trampa de desarrollo del talento debido a la marcha de los jóvenes”, dice. Y la receta que brinda para ser competitiva y atraer trabajadores es mejorar la educación, el clima empresarial y la inversión. Hace falta diseñar estrategias con los actores locales; poner en común los recursos disponibles; atacar las barreras a la inversión tanto en el nivel nacional como en el regional, y asegurar la capacidad administrativa, también en los niveles regionales, para ser capaces de absorber los fondos de cohesión y los Next Generation aprobados por la pandemia. Es esencial responder a las necesidades de inversión que están surgiendo con la transición tecnológica y medioambiental, concluye.

“Reforzar el dinamismo económico de muchas regiones es un desafío”, admite el documento. Entre las recomendaciones de la Comisión, recuerda que España tiene que elaborar en 2025 la revisión intermedia sobre la evolución de los fondos de cohesión. Esta es relevante porque España va con retraso y sirve para asegurarse de que se gastan estos recursos. Y añade que es crucial desarrollar con rapidez las inversiones en innovación e I+D empresarial, en especial en las industrias señaladas por las estrategias de especialización regional inteligente, unas iniciativas que sirven para identificar cuáles son las ventajas competitivas de cada región y desarrollarlas. En particular, se destacan las necesidades de inversiones en gestión del agua, economía circular y mitigación del cambio climático, sobre todo en los territorios más afectados como Canarias y las áreas de costa en el este y el sur de España.

Son además esenciales para la convergencia las inversiones que hagan más competitivos y atractivos aquellos territorios enfrentados al declive demográfico. Y es necesaria la integración laboral de los desempleados de larga duración y de los trabajadores de mayor edad, reforzando la orientación laboral y ajustando la formación a la demanda empresarial.

Las economías de aglomeración

Según un informe del Banco de España con datos entre 1980 y 2019, en España sí que ha habido convergencia entre regiones. Aunque se trata de un proceso lento, las más pobres se han acercado, apoyadas en un recorte de las diferencias en productividad y una mejora de la inversión. También ha contribuido algo el hecho de que desde 1992 hubo una mayor inversión pública en las regiones más pobres.

Sin embargo, esta evolución se ha interrumpido desde 2008: la convergencia se ha frenado o incluso ligeramente revertido a partir de entonces, en parte por las crisis. Además, una vez las diferencias son más pequeñas, la convergencia se ralentiza. Una razón que alegan en general los economistas es que los mercados laborales de las zonas más pobres son más procíclicos y con tasas de paro persistentemente más elevadas. Pero el estudio del Banco de España concluye que el principal motivo de esta ralentización es la productividad y, por lo tanto, también la acumulación de inversiones.

Los expertos apuntan a una polarización de las economías regionales alimentada por la tecnología. En las grandes urbes se concentran los servicios de mayor valor añadido, las grandes corporaciones y los mayores salarios, atrayendo en consecuencia a los más cualificados, los trabajos más productivos y las inversiones.

Pese a que los avances tecnológicos presagiaban que la tierra sería plana y que se podría producir desde cualquier lugar, no ha sido así. Con la tecnología se busca la aglomeración de la actividad en un lugar, persiguiendo sinergias y la acumulación de conocimientos. Ciudades como Madrid o Barcelona pueden beneficiarse de estas dinámicas. Además, País Vasco y Navarra disponen de una ventaja en cuanto que su gasto público por habitante es bastante mayor que el resto gracias a sus sistemas forales.

“Estos datos tienen que llevar a una reflexión sobre las políticas regionales y entrar en cualquier análisis de la financiación autonómica, siendo muy conscientes de que no solo es una cuestión de dinero, también de calidad de las políticas. La solidaridad entre regiones debería servir para financiar inversiones que refuercen la productividad y para abordar las divergencias en desempleo”, explica Carlos Martínez Mongay, ex alto cargo de la Comisión.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.
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